El cordero de ojos azules
En abril de 1871, el pintor y la canonesa se resguardan en las dependencias de la Catedral de Buenos Aires. Es Semana Santa, la peste azota la ciudad y el índice de muertes es alarmante. Todos, incluidos el gobernador, los magistrados y el Arzobispo, han escapado a otras ciudades de las garras de la enfermedad. El artista, venido de Madrid, tiene que cumplir con el encargo de pintar a Santa Lucía, tarea que se vuelve dificultosa por la falta de modelos adecuadas. La canonesa, descendiente de angoleses y antigua amante del difunto Deán, se ofrece, a pesar de su fealdad, a posar para la obra, decidida a que se cumpla el encargo.
Cuando aparece el pintor con un muchacho de belleza marmórea, cree encontrar en él a San Sebastián, quien salvó a Milán de la peste. Decide entonces retratar al Santo para redimir a la ciudad. Días después despierta de la fiebre y la canonesa le relata lo cerca que estuvo de morir a manos de la peste y de la Comisión (organismo improvisado para limpiar la ciudad de la cruel enfermedad), le cuenta de sus visiones sobre el joven y de la maternal atención que le prodigó para salvarlo.
Sólo la promesa de pintar a Santa Lucía lo ha mantenido con vida, y ella posará para lograr la culminación de la obra. La condena que caerá sobre el pintor es el infierno reservado a los estetas: “si la fealdad de la Medusa tenía el poder de convertir en piedra a quien la mirara, ¿qué efecto produce la belleza?”.
Elenco
- La Canonesa - Leonor Manso
- El Pintor - Carlos Belloso
- Joven - Guillermo Berthold
Equipo artístico
- Coordinación de producción: Mariano Rochman
- Asistencia de dirección: Ana Belén Saint-Jean
- Asistencia de iluminación: Brenda Navesnik
- Asistencia de escenografía: María Isabel Gual
- Puesta de sonido: Patricio Pierantoni
- Música original y efectos: Gerardo Gardelin
- Iluminación: Eli Sirlin
- Vestuario: Julio Suárez
- Escenografía: Gonzalo Córdova
- Autor: Gonzalo Demaría
- Director: Luciano Cáceres